“Un poeta sería vencido por el sueño y el hambre antes de describir con palabras lo que un pintor puede en un instante¨, escribió Leonardo da Vinci. En castellano moderno se puede interpretar como ¨una imagen vale más que mil palabras¨.
El nombre Auschwitz es probablemente el más conocido o relacionado con la Shoa. El actual museo que se encuentra en el infame campo, es visitado por más de dos millones personas por año, casi no hay memorial o monumento del holocausto que no haga referencia a él. En todos los memoriales habrá también fotos de la época del campo, que en su gran mayoría pertenecen a lo que se conoce hoy como “el álbum de Auschwitz”.
El álbum de Auschwitz contiene 198 fotos, sacadas por los nazis, y fue encontrado por una exprisionera del campo, Lili Yaakov el día de su liberación en otro lugar, el campo de Mittelbau-Dora en Alemania. No interesa en que continente estén o que museo visiten, la totalidad de fotos que vean de Auschwitz son de este álbum, menos 4 fotos muy peculiares, por sus imágenes y también por quien las saco.
Son las fotos de los Sonderkomando. A diferencia de las otras fotos conocidas del campo, estas son diferentes, fueron sacadas en el área de un crematorio, y podríamos decir que son el único testimonio fotográfico conocido que documenta el exterminio en Auschwitz.
¿Quién las tomo?
¿Como se pudieron fotografiar?
¿Como llegaron a nuestras manos?
Deténganse un instante, hagan una pausa en la lectura, pregúntense a sí mismos.
Díganme ustedes, ¿qué probabilidades hay que alguien consiga una cámara fotográfica en Auschwitz, que consiga sacar fotos durante el proceso del exterminio, que no sea atrapado, que esconda la cámara, que no se vele el rollo, que se consiga sacar el rollo fuera de campo y que las fotografías, lleguen a nuestras manos?
Algún experto en estadísticas podría dar una respuesta numérica, pero en el “planeta Auschwitz” no había ciencias exactas…
Durante muchos años, el autor de las fotografías del Sonderkommando no fue identificado. Fueron consideradas anónimas o atribuidas a Dawid Szmulewski, un prisionero que participo en la hazaña, incluso cuando él había mencionado al fotógrafo como un judío griego llamado Alex.
El fotógrafo era miembro de los Sonderkommando. Los Sonderkommando eran prisioneros especiales obligados a trabajar dentro y alrededor de las cámaras de gas. Varias fuentes lo identificaron como Alberto Errera, un oficial griego judío, que fue detenido en marzo del 1944 en Larissa, Grecia y luego deportado llegando al campo de Auschwitz unas semanas después,
Sobre el testificaron:
Era Alex de Grecia, aunque no recuerdo su apellido, él fue quien tomó las fotografías. Él murió durante un escape durante el transporte de cenizas de personas incineradas. Estas cenizas eran arrojadas regularmente al rio Sola. Alex desarmó a dos escoltas de las SS y tiró sus fusiles al rio. Él murió durante la persecución. Yo no recuerdo donde fueron enterradas la cámara y otros documentos porque fue Alex quien se encargó de este trabajo.
Errera tomó dos fotos desde el interior de una de las cámaras de gas: Alex, el judío griego, sacó rápidamente su cámara, la apuntó hacia un montón de cuerpos en llamas y presionó el obturador. Es por eso, que la fotografía muestra prisioneros del Sonderkommando trabajando en el montón y dos afuera, disparando desde la cadera, incapaz de apuntar la cámara con precisión. Otra foto fue tomada desde el otro lado del edificio, donde mujeres y hombres se desnudaban entre los árboles.
A través de testimonios, sabemos que fue Errera quien tomó las famosas “fotografías al Sonderkommando” a principios de agosto de 1944. La cámara con su rollo estuvo escondida durante casi un mes. La película fue sacada de contrabando del campo por la resistencia polaca, escondida dentro de un tubo de pasta de dientes por una Prisionera, que trabajaba en la cantina de las SS.
Cuando las fotografías fueron distribuidas por primera vez por la resistencia polaca, se recortaron para enfocarse en las figuras, con los marcos negros en las dos imágenes de fogatas eliminados. Algunas de las imágenes recortadas se publicaron en 1945, llegando poco tiempo después al museo de Auschwitz. Solo en 1985, 40 años después, cuando se recibieron las fotografías originales, incluidas las versiones sin recortar, el museo se dio cuenta de que las impresiones que habían visto antes habían sido recortadas.
Esta historia inverosímil que podría servir de guion para una increíble película de suspenso, no es una historia de ficción sino la historia real de victimas de la crueldad nazi que mismo dentro de la mayor fabrica de muerte del planeta, judíos y gentiles decidieron actuar y no quedarse callados, todo esto para hacer llegar al mundo exterior pruebas fehacientes sobre el exterminio, arriesgando aun más sus vidas.
El fotógrafo de Auschwitz, Alberto Errera, nunca pudo observar su obra prima.
“La fotografía no inventa un evento, sino que es la evidencia de su existencia”
E increíblemente, hay todavía quienes intentan negar el holocausto….
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