Ucrania atraviesa momentos decisivos para su existencia. Una invasión rusa que nos recuerda momentos que la humanidad creyó haber superado. Un ataque sin precedentes en las últimas décadas, a la soberanía de otro estado independiente que pone en riesgo a la vida y la integridad física de cientos de ucranianos que actualmente se encuentran escapando de sus hogares o en refugios temporales.
Luego del fracaso de la diplomacia y de la incapacidad de la política para resolver las diferencias ocurrió lo peor. Putin anuncio una “Operación militar especial” en Ucrania con el objetivo de desnazificar y desmilitarizar Ucrania, ambos eufemismos para esconder el verdadero objetivo que es el control del país invadido, la explotación de sus recursos y el alejamiento de la OTAN de la frontera rusa.
Mientras tanto, los países occidentales adoptaron un aluvión de sanciones contra instituciones, empresas y dirigentes rusos, entre ellos Putin y su ministro de Exteriores Serguéi Lavrov, en respuesta a la invasión.
A nivel diplomático, no hay avances. Putin animó al ejército ucraniano a “tomar el poder” y se dijo dispuesto a enviar una delegación a Minsk, capital de Bielorrusia, para negociar con Ucrania.
En el Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia vetó una resolución promovida por Estados Unidos y Albania para deplorar “la agresión” contra Ucrania. Y su portavoz diplomática, María Zajarova, afirmó que las relaciones entre Moscú y las potencias occidentales se acercan a un “punto de no retorno”.
Mientras tanto el presidente Ucraniano Volodímir Zelenski, afirmó que su país quedó abandonado a su suerte por parte de la comunidad internacional. “Nos han dejado solos porque todos tienen miedo” afirmo en un pedido desesperado de apoyo militar para repeler la agresión rusa.
A lo largo de la historia del pueblo judío ha sido victima del mismo comportamiento de la comunidad internacional. No son pocos los ejemplos en los cuales el mundo le ha dado la espalda al pueblo judío y lo ha abandonado a su suerte.
Julio de 1938, en la conferencia de Evian 32 países democráticos aterrados por la discriminación y persecución de los judíos en la Alemania Nazi se reunieron por iniciativa del presidente Roosevelt en Evian, Francia, durante nueve días, para ver cómo dar refugio a los judíos alemanes. La condena a Alemania fue unánime, pero ningún país, excepto la Republica Dominicana aceptó recibir judíos.
Mayo de 1939, el gobierno británico que controlaba el territorio actual de Israel emite el Libro Blanco limitando drásticamente la cantidad de judíos que podían emigrar a Israel de manera legal. Todo ello en el contexto de la persecución en curso por parte del régimen nazi.
Sin embargo, el sionismo y la creación del estado de Israel vinieron a poner fin a esta situación de dependencia de otras potencias. Con el nacimiento del moderno estado de Israel, es únicamente el pueblo judío el responsable de proteger y cuidar de su destino. El pueblo judío ha tomado nuevamente el destino en sus propias manos y sucesos como los que evidenciamos actualmente en el este europeo refuerzan la imperiosa necesidad de un Israel fuerte y capaz de responder ante cualquier adversidad.
Lamentablemente, la historia se repite y el comportamiento de la comunidad internacional en momentos críticos aun deja mucho que desear. Justamente allí también radica la importancia de Israel capaz de garantizar el futuro del pueblo judío como colectivo y la vida y dignidad de cada judío donde quiera que este.
La declaración de independencia de Israel establece que: “El estado de Israel estará basado en los principios de libertad, justicia y paz, a la luz de las enseñanzas de los profetas de Israel”. Son esos mismos profetas quienes nos enseñan que “No alzará espada nación contra nación, ni se educaran más para la guerra.”
Hasta cumplir el deseo profético es necesario garantizar la supervivencia del pueblo judío, después de todo nunca más oportunas son las palabras Golda Meir quien afirmo: “Prefiero el repudio de todo el mundo y no sus condolencias”.
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