La República Islámica de Irán se ha convertido en un actor clave en el escenario internacional desde la Revolución Islámica de 1979, tanto en el lugar que ocupa en la región de Medio Oriente, como en el sistema internacional. En su afán de conseguir reconocimiento como potencia regional, y desempeñar el papel que cree que sus capacidades le merecen, conserva una actitud aguerrida con el mundo exterior. Entonces, a la luz de la necesidad que representa para Irán mantener la soberanía y la independencia en contraposición a las intervenciones de poderes globales, que se produce su vinculación con América Latina.
Históricamente, la relación entre Irán y los países de América Latina fue casi inexistente, aunque mantenía vínculos diplomáticos formales con Argentina desde 1902, con Brasil y Uruguay desde 1903, con México desde 1937, y con Venezuela desde 1947. La presencia de Irán en América Latina tuvo consecuencias para la región, en especial para la Argentina, como el atentado a la Embajada de Israel en marzo de 1992, recientemente conmemorado, y el atentado a la AMIA en julio de 1994, adjudicados al grupo terrorista Hezbolá.

La relación extra regional entre Irán y América Latina se caracteriza por devenir en alianzas de baja transparencia, principalmente políticas, ideológicas, culturales y militares. La influencia iraní en los países de América Latina representa el desarrollo de aparentes actividades ilícitas, la difusión de la ideología Chiíta Islámica a través de centros culturales ubicados en distintos puntos del hemisferio, y la creciente presencia de Hezbolá como proxy del gobierno iraní; además del disgusto que le genera a Estados Unidos la presencia de Irán en su “patio trasero”. Será interesante cuestionarse por qué un país como Irán, competidor activo por el liderazgo de Medio Oriente, con valores culturales e ideológicos altamente distantes de los que prevalecen en América Latina, encuentra interés en forjar relaciones con países que se encuentran más allá de sus tradicionales dominios de influencia.
Con la asunción de Mahmud Ahmadinejad[1] al poder en 2005, la relación entre Irán y América Latina pareció fortalecerse, aunque preexistían lazos afianzados específicos como la relación entre Irán y Venezuela como miembros de la OPEP, aliados en la crisis del petróleo de 1973, puesta en evidencia con la visita del Sha Reza Pahlevi a Caracas en 1975. Ahmadinejad conservaba una línea de política exterior confrontativa y agresiva con Occidente en reacción a las políticas pro occidentales de su antecesor, se caracterizaba por la intencionalidad de realzar la identidad de la Revolución Islámica de 1979, y abogaba por el retorno a los valores tradicionales del Islam. Lo cual fue demostrado con el anuncio de su gobierno de la reanudación del programa nuclear de enriquecimiento de uranio, que recibió el rechazo por parte de Occidente, y la aplicación de un régimen de sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea.
Con el inicio del mandato de Hassan Rohani[2], sucesor de Ahmadinejad, en 2013, la política exterior iraní viró de rumbo. Tomando una postura de mayor diálogo con las potencias occidentales, buscaba reducir el conflicto regional, y aparentemente estaba comprometido con la reconstrucción económica y del bienestar de la sociedad iraní. El camino sería mantener una postura negociadora para el asentamiento de condiciones para el desarrollo de un programa nuclear pacífico, que lograra levantar las asfixiantes sanciones estadounidenses sobre la economía. Entonces, el programa de política exterior de Rohaní tenía por objetivo la prosperidad de Irán, plasmada en su proclividad al acercamiento con Occidente a través de canales diplomáticos y comerciales. De esta forma en 2015, tras muchas negociaciones, se había logrado el acuerdo sobre la firma del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) por Irán y los P5+1: China, Rusia, Francia, Reino Unido, Estados Unidos, junto con Alemania y los países miembros de la Unión Europea, el cual tenía por objetivo el establecimiento de límites al programa nuclear de Irán.

La estabilidad que brindaba el acuerdo duró poco. Con el inicio del mandato de Donald Trump en 2017, Estados Unidos manifestó su disconformidad con el PAIC, y en el 2018 anunció su retirada del Acuerdo y la reimposición de sanciones económicas sobre países importadores de petróleo iraní. En respuesta, Rohani anunció la reanudación del programa de enriquecimiento de uranio. Debido a las restricciones económicas impuestas por las sanciones, los niveles de exportación de petróleo iraní alcanzaron niveles históricamente bajos, haciendo que la crisis económica recrudezca, aumentando el malestar de la sociedad y generando una sensación de aislacionismo. En este contexto, Irán nuevamente intensificó su exploración en la región de América Latina en busca de nuevos socios.
La literatura brinda diferentes visiones sobre los factores que explican la variación de la presencia de Irán en América Latina pero, según entiende quien escribe, se explica principalmente por la percepción de aislacionismo de Irán, que varía en virtud de cambios en el sistema internacional.
Las principales cuestiones que afectaron la percepción de aislacionismo de Irán se debieron al propio rechazo de sus vecinos regionales, quienes reaccionaron frente a las belicosas declaraciones de Ahmadinejad, que reflejaban el cuestionamiento de Irán al orden de poder regional, y el deseo de modificarlo, en línea con sus aspiraciones de potencia. Irán pasó a ser percibido en su propia región como un país agresivo que atentaba contra la estabilidad de la seguridad internacional, además de la contribución que el contexto internacional le otorgaba a la percepción de aislacionismo. En respuesta a los anuncios de reanudación del programa de enriquecimiento de uranio, las sanciones que recibió Irán, impuestas por la Unión Europea y Estados Unidos, que se reestablecieron luego de la salida de Estados Unidos del PAIC, castigaron a los países consumidores de petróleo de Irán, imposibilitando las relaciones comerciales, y alejando la posibilidad de apoyo a su programa nuclear.
En cuanto a la presencia de Irán en la región, será innegable que el mayor vínculo que existe entre Irán y América Latina es a través de Venezuela, debido a la afinidad en la relación entre Hugo Chávez y, el ex primer ministro, Ahmadinejad. Ambos países se relacionan como Estados parias, junto con otros parias latinoamericanos, como los países del ALBA, que se perciben excluidos en sus respectivas regiones

Entonces, se entiende a Venezuela como la puerta de entrada de la influencia de Irán en América Latina, en la que ambos países se unieron en pos de construir una dinámica de poder alternativo, opuesta a la hegemonía estadounidense, bajo la retórica compartida antiimperialista que encontró coincidencias con el discurso antioccidental de Irán.
Algunos ejemplos de la influencia de Irán en Venezuela pueden ser la apertura de la cadena de supermercados Megasis en Caracas, a cargo del empresario iraní Issa Rezaie, conocido por dirigir empresas pertenecientes a la Guardia Revolucionaria Iraní, encargada de la conservación y protección del sistema político interno de Irán, considerada por Estados Unidos como grupo terrorista; además de la inauguración de un puente aéreo entre Teherán y Caracas por la compañía Mahan Air, sancionada por países como Estados Unidos, Alemania y Francia por tener relaciones con la Guardia Revolucionaria Iraní también, y colaborar con el traslado de equipamiento militar a zonas de conflictos.
Según el informe de Atlantic Council, importante think tank estadounidense, en un período de un mes y medio, Mahan Air habría realizado diecisiete vuelos a Venezuela, y se habría realizado el envío de una flota de cinco buques petroleros desde Irán para llevar técnicos iraníes y barriles de petróleo a Venezuela, que se encuentra atravesando una fuerte crisis energética.
Sin embargo, la cuestión que más preocupa a la región es la presencia de Hezbollah en territorio latinoamericano, acusado por varias fuentes, entre ellas, Vanessa Neumann, embajadora de Venezuela ante el Reino Unido en representación del gobierno interino de Juan Guaidó, quien alerta que la presencia de Hezbollá en Venezuela es parte de un plan de cooperación, cuyo objetivo es la recaudación de fondos a través del crimen organizado transnacional para la financiación de grupos terroristas respaldados por Irán. Denuncia la presencia cada vez mayor de simpatizantes iraníes en suelo venezolano, y la existencia de un sistema de reclutamiento de jóvenes que son captados por estos grupos, llevados a Irán y el Líbano con la excusa de estudiar, para luego unirse a las filas paramilitares y participar de los conflictos armados.
La presencia de Hezbolá en Venezuela tiene como objetivo es la recaudación de fondos a través del crimen organizado transnacional para la financiación de grupos terroristas respaldados por Irán

También será posible afirmar la existencia de proximidad entre países de América Latina con gobiernos generalmente de orientación izquierdista, alineados con el ideal tercermundista, con la República Islámica de Irán. Dado que, los países denominados como tercermundistas, se proyectan en la creación de un orden internacional más justo, con el objetivo de abandonar el camino de la dependencia. Adicionalmente, esta visión se combina con la tercera posición que representa para Irán la fidelidad hacia el Movimiento de los No Alineados que fortaleció su orientación izquierdista y antiestadounidense, compartida por varios países latinoamericanos como Venezuela, Cuba, y los países del ALBA. Por lo tanto, existe una concentración de presencia iraní en países latinoamericanos donde el tercermundismo funciona como identidad común, y hay un predominio de gobiernos de izquierda.
Para concluir, es posible explicar la variación de la presencia de Irán en América Latina por la variación en el grado de aislacionismo percibido por Irán, que depende de factores internacionales. A razón del contexto internacional contemporáneo, Irán percibirá un mayor aislacionismo, por lo que aumentará su búsqueda de aliados políticos extra regionales, mientras que a una menor percepción de aislacionismo, fortalecerá su posición en Medio Oriente, reduciendo su presencia en América Latina.
[1] Presidente de la República Islámica de Irán desde 2005 hasta 2013.
[2] Presidente de la República Islámica de Irán desde 2013 hasta la actualidad.
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