Hablar en el año 2020 del actual Estado de Israel como pionero, potencia, líder en temáticas vinculadas a la agricultura y la gestión hídrica no es novedad. Lo que pretendo hacer en este artículo es un pequeño recorrido por algunos aspectos que creo importantes para explicar este tema: pasaremos por cuestiones vinculadas a miztvot (preceptos) y otras fuentes bíblicas, por el calendario hebreo, costumbre, aportes de pensadores sionistas y llegaremos al actual
Estado de Israel. Este recorrido nos ayudará a entender porqué hoy podemos pensar que el pueblo judío es Eco-Friendly desde sus fuentes.
Para empezar, creo que no podemos hablar de la historia de Israel sin mencionar las fuentes bíblicas. Y aquí encontramos variadas referencias al vínculo del hombre con la tierra. De algunas de éstas, se desprenden preceptos y costumbres actuales. A modo de ejemplo, podemos nombrar algunas de ellas:
El capítulo 25 del libro Vaikrá (Levítico) comienza así: “Habló D’s a Moisés en el Monte Sinaí diciendo: Habla a los hijos de Israel y habrás de decirles: Cuando entréis a la tierra que Yo les doy a ustedes, habrá de descansar la tierra, descanso ante Hashem”. De aquí aprendemos y obtenemos el precepto del descanso de la tierra, Shnat Shmitá, cada siete años. De esta manera el pueblo judío se víncula con la tierra, por lo menos una vez cada siete años, de una forma diferente. Este precepto nos invita, por ejemplo, a pensar en la forma de alimentarnos y en cómo cuidamos la Tierra al dejarla reposar.
Otro tema central que se desprende de las fuentes, son las peregrinaciones a Jerusalem en diferentes oportunidades del año. En Shmot (Éxodo) 34:23 podemos leer que “Tres veces durante el año aparecerán todos tus hombres directamente ante, el Señor, el Dios de Israel.” Las tres peregrinaciones a Jerusalem, Shloshet Regalim, marcan en el calendario hebreo las festividades de Sucot, Shavuot y Pesaj. Cada una de éstas, relacionada a un momento en particular de la agricultura. De aquí podemos entender que la vida judía está relacionada con los ciclos de la Tierra y sus frutos, siendo conscientes de sus tiempos y agradeciendo en cada oportunidad por ellos.

Hasta el momento, vemos como una vez cada siete años existe un precepto que nos invita a dejar reposar la tierra y tres veces al año que sus ciclos nos marcan nuestro calendario. En lo personal, sin quitar importancia a cada una de las ideas mencionadas anteriormente, creo que el Shabat, el día de descanso semanal, es uno de los principales conceptos que hacen que el pueblo judío se conecte con la Tierra. Cada viernes por la noche, se recita el Kidush (la bendición del vino) donde recordamos dos momentos trascendentales: la creación del mundo y la liberación del pueblo judío de Egipto.
Hablar de Libertad, es hablar de la posibilidad de elegir y tomar posición sobre tus acciones. El Shabat nos viene a recordar cada semana nuestra posibilidad de elegir cómo nos vinculamos con el mundo que tenemos y el que le queremos dejar a las generaciones futuras.
Durante este día, nuestra limitación sobre la Tierra y lo que contiene, se ve reflejada en la prohibición de crear o transformar.
Siguiendo esta línea de versículos e interpretaciones posteriores, podemos nombrar el precepto de Bal Tashjit. Este precepto a diferencia de los anteriores, no tiene un tiempo específico sino que es para todos los días de nuestra vida.
En Dvarim (Deuteronomio) 20:19-20 leemos: “Cuando sitien una ciudad durante muchos días para capturarla, no destruirán sus árboles con hachas, porque pueden comer sus frutos; y no los cortarán (…) Sólo podrás talar aquellos árboles que sabes que no sirven para alimento…” De estos versículos surge la prohibición de no talar árboles frutales en épocas de guerra, pero las posteriores interpretaciones rabínicas nos enseñan que se prohíbe directamente la destrucción de cualquier elemento que pueda ser útil para las personas.
Acá, hacemos un salto. Pasamos de los relatos bíblicos, de la vida con el Templo de Jerusalem en pie, a la dispersión, el exilio. Los procesos históricos mundiales y propios del pueblo judío, junto al anhelo del regreso a la Tierra de Israel, hicieron surgir en Europa del siglo XIX diferentes pensadores sionistas que en sus escritos han dejado en manifiesto que la conexión con la Tierra no se ha perdido nunca.
Por ejemplo, Aharon Gordon (1856-1922), dice que “nuestro pueblo puede ser devuelto a la vida solamente si cada uno de nosotros vuelve a crearse a través del trabajo y de la vida cercana a la naturaleza”. Peretz Smolenskin (1842-1885) visualiza también una vida judía vinculada a la agricultura y agrega que incluso la población del antiguo yishuv puede llevar a cabo esto. Por su parte, Martín Buber (1878-1965) también cree en una vida agraria, una vida que saca su fuerza del suelo junto al servicio a D´s.
El surgimiento de todos estos pensadores en los años previos y posteriores a los pogroms de 1881 en Rusia, aceleraron la primera ola inmigratoria masiva organizada (Aliá) entre 1882 y 1903 a la Tierra de Israel. Miles de judíos de Europa Oriental se sumaron al viejo asentamiento (Yishuv Haiashan) y el trabajo de la tierra fue nuevamente protagónista con la aparición de las primeras Moshavot y Kibutzim, colonias agricolas. Trabajar y conectarse con la Tierra son nuevamente protagonistas en la vida del pueblo judío.

Cada una de estas colonias agrícolas fue clave en el proceso de constitución y posterior desarrollo del Estado de Israel. Y de acá en mas, basados en la conexión del pueblo judío con la Tierra de Israel, surgen innumerbles innovaciones para el uso eficiente, conciente y sostenible de los (escasos) recusos.
El pueblo judío supo vincularse con la Tierra y la naturaleza a lo largo de su historia. El pueblo judío tiene en sus bases un vinculo especial con la Tierra y sus recursos. Como dijo alguna vez Shimon Peres (1923-2016), ex Primer Ministro de Israel: “El pueblo judío ha vivido según el principio rector de Tikún Olam, la ambición de mejorar al mundo entero, no solo a nosotros mismos”.
Este vínculo especial junto a la ambición de mejorar al mundo entero, hicieron que hoy cientos de empresas y proyectos judíos e israelíes estén dando vueltas por el globo, mejorando la vida de miles de personas.
El pueblo judío, es sin dudas, eco-friendlly desde sus fuentes y es ese camino por el que tenemos que dirigirnos.
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