Guily Seiferheld es un educador judío. Oriundo de Moises Ville, se jacta de haber ido toda su vida a una “escuela hebrea” como les dicen a las escuelas judías quienes tienen su origen en el icónico pueblo de la Provincia de Santa Fe.
Su infancia la paso en MoisesVille donde el judaísmo se sentía en el aire. Doble escolaridad de hebreo, responsable en roles comunitarios y ejerciendo como more desde los 21 años, Guily es fruto de “la época dorada del judaísmo” en el pueblo de Moises” o como es mayormente conocido “MoisesVille” (del francés).
Recibido como More (maestro) en el Seminario de Maestros Hebreos “Iosef Draznin”, el semillero de morim (educadores judíos) para el interior del país, trabajo en diversas instituciones judías de Latinoamérica y en un momento de su vida decidió hacer Alia junto a su esposa para reunirse con sus 3 hermanos quienes con los brazos abiertos lo esperaban en Israel.
Dialogamos con Guily quien nos contó sobre su proceso de Alía a través de la Agencia Judía y como logro insertarse en Israel.
¿Como fue el proceso de pensar en Israel a tomar la decisión de vivir allá?
Vengo de una familia en donde Israel siempre ocupo un lugar central. Para mis 3 hermanos siempre Israel estuvo presente, desde la alcancía del Keren Kayemet Le Israel a las actividades comunitarias, Israel nunca fue percibido como un país más.
Mi esposa siempre tuvo la idea más afianzada que yo. Ella fue siempre muy activa en los marcos comunitarios, hizo toda su escolaridad en el colegio Israelita San Martín en Córdoba, fue madrija (educadora no formal), trabajó en la Agencia Judía, en el club Macabi-Noar y en el Centro Unión Israelita, por lo cual Israel también ocupaba en ella un lugar central.
Sin embargo, mi misión estaba fuera de Israel porque yo trabajo con el idioma hebreo y en Argentina me desempeñaba como director general del área judaica del Colegio Israelita San Martin en Córdoba, entonces vivía escindido en dos lugares. Mi cuerpo estaba en Argentina, pero mi desarrollo laboral e intelectual pasaban por Israel.
Con todo esto, la idea de hacer Alia siempre estuvo presente. Un tiempo antes de la pandemia, nos dijimos que, si íbamos a concretar ese anhelo, el tiempo sería ahora, ya que nuestros hijos aún eran pequeños, y la adaptación a esa edad es más llevadera. Luego la pandemia retrasó un poco nuestros planes, pero seguimos firmes con los trámites y la ayuda de la Agencia Judía, hasta que finalmente en marzo de 2021 pudimos hacer Alía.
¿Como les contaste a tus hijos la idea de mudarse de país?
Bueno, la pandemia ya estaba instalada y no fue que nos sentamos y tuvimos la charla.
La anécdota que mas recuerdo fue la siguiente: En pandemia todos buscábamos hacer una vida lo mas normal posible y una de las cosas que hicimos fue comprar una carpa para poner en el patio de nuestra casa en Córdoba. Un día mi hijo encontró una bandera de Israel y a el se le ocurrió ponerla en la puerta de la carpa. Cada vez que ellos entraban a jugar era como si ingresaran a Israel de alguna manera. Eso era el símbolo de la futura Alía.
Luego, empezamos a tratar el tema en charlas diarias, en donde les íbamos mostrando como viven nuestros familiares que ya estaban en Israel y así fue como encaramos el tema.
¿Que te decían tus hermanos que ya vivían en Israel, influyeron en tu decisión?
Ambos conocíamos Israel. Yo había ido muchas veces en cursos de capacitación por mi rol de more (educador judío). Además, contábamos con la experiencia de vivir afuera. Vivimos un tiempo en Perú, por una oportunidad laboral en la cual ejercí en la escuela judía León Pinelo de Lima.
Teníamos bastante claro lo que es Israel. No fue una imagen idealizada de Israel, sino una decisión bastante consensuada y masticada.
Honestamente lo que termino de influir nuestra decisión más que la opinión de mis hermanos, fue la edad de nuestros hijos y nuestro momento de vida.
Creemos que por la edad que tienen nuestros hijos (10 y 4 años) la adaptación es mucho más fácil que cuando son adolescentes o mas adultos. En relacion al momento de vida nuestro como pareja, nos sentimos con la energía personal necesaria para afrontar semejante cambio y estamos convencidos que seria por el bien de nuestra familia.
¿Cuales eran las principales preocupaciones previas a viajar a Israel?
Nos pusimos en contacto con la Agencia Judía que nos ayudó durante todo el proceso. Mi esposa había trabajado ahí entonces sabíamos lo que había que hacer, pero cada Alía es distinta y los tramites de cada persona también, en nuestro caso tuvimos que presentar alguna documentación adicional por haber vivido fuera de Argentina, pero en todo momento nos sentimos acompañados.
Las preocupaciones fueron principalmente logísticas. Yo era director general del área judaica de la escuela de Córdoba y debía dejar el trabajo con la suficiente responsabilidad y antelación necesaria para que alguien pueda ocupar mi puesto.
También en términos familiares es difícil porque parte de nuestra familia sigue en Córdoba y mis padres en MoisesVille y eso es lo más difícil de procesar, pero las comunicaciones actuales ayudan. No es lo mismo cuando mi hermano hizo Alía hace 30 años, que nos comunicábamos con cartas que ahora que agarramos el celular y hacemos una videollamada. En ese sentido, estamos más cerca, pero a veces, la distancia se sigue sintiendo.
Inserción en Israel
Hicieron Alía a la ciudad de Raanana: ¿Que tiene para ofrecer Raanana para familias con hijos?
Nos radicamos directamente en Raanana, porque nos interesaba particularmente la oferta educativa para nuestros hijos.
El consenso con mi esposa fue inmediato. Raanana tiene un parque inmenso con muchas instalaciones para chicos, hay muchos latinos lo que facilitaría que nuestros hijos se hagan los primeros amigos.
Además, es una ciudad ubicada en el centro del país y si bien es un poco mas cara, estas cerca de todo por lo cual tenes mas llegada a distintos puntos del país para trabajar.
¿Como fue el proceso de inserción laboral en Israel?
A fines de 2020 yo había empezado trabajar contratado por una empresa israelí para dar clases de hebreo online para gente fuera de Israel. Cuando me mudé acá tuve que abandonar ese trabajo porque era de noche y en horarios que me complicaban.
En el caso de mi esposa ella es psicóloga y actualmente esta haciendo la revalida de su titulo acá en Israel, pero a la vez ya consiguió trabajo como acompañante terapéutica.
En mi caso, afortunadamente a los 4 meses de mi llegada, me surgió una gran oportunidad laboral en el departamento de enseñanza de la lengua hebrea de la Escuela de Estudiantes Extranjeros “Rothberg”, en la Universidad Hebrea de Jerusalem. Actualmente me dedico a enseñar hebreo a extranjeros que cursan en la Universidad Hebrea de Jerusalem y a árabes del este de Jerusalem.
¿Los árabes de Jerusalem del Este no hablan hebreo?
Es algo interesante, muchos árabes de Jerusalem del Este no saben hebreo o estudian poco. A diferencia de árabes que viven en Akko o Haifa, ellos no tienen mucho contacto con el publico israelí por eso no saben bien el hebreo y la Universidad de Jerusalem, les ofrece estos cursos para que puedan mejorar su nivel y también como una forma de integración a la sociedad.
¿Que es lo que mas disfrutas de tu vida en Israel y lo que mas extrañas?
Disfrutamos mucho de ver a nuestros hijos adaptados. Es algo que nos preocupaba y ver que cada día están mas adentro de la sociedad israelí nos reconforta como padres.
En lo personal, yo disfruto muchísimo del hebreo, los carteles en la calle, las referencias e intersecciones entre el hebreo moderno y el hebreo bíblico es algo que en Israel se vive a diario, y eso para un fanático del hebreo como yo, es algo apasionante.
Extrañamos los encuentros con la familia. Tanto yo como mi esposa, somos dos personas muy familiares y el encuentro de los fines de semana estando lejos a veces hace falta, pero también yo tengo 3 hermanos acá, así que no estamos solos.
Por ejemplo, nosotros llegamos antes de Pesaj y terminamos nuestro periodo de cuarentena obligatoria saliendo justo la noche de Pesaj donde hicimos un seder (orden de la comida festiva de Pesaj) los 3 hermanos juntos luego de años y eso para mí fue impagable. Era todo junto, la libertad de salir de la cuarentena, la libertad que celebramos en Pesaj, el reencuentro con mis hermanos y estar en Israel.
Por último, me parece sumamente importante recalcar la voluntad de ayudar que tiene todo el mundo. Gente que recién nos conocía nos regalo cosas para la casa y estuvieron siempre atentos si necesitábamos algo. Apenas llegamos nos toco la guerra con Gaza y conocer a los vecinos en esa situación fue intenso, pero nos sentimos muy abrazados para bien.
El israelí tiene modos diferentes al argentino, puede parecer muy duro, pero al final del día siempre contas con alguien que te va a ayudar.
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