La shoa es un tema que está en boca de todos.
Todos los años salen nuevos libros sobre el tema, familias se reencuentran luego de no verse en décadas ni saber de la existencia del otro. Todos somos testigos de alusiones a la shoa en los medios de comunicación, también conocemos varias películas que han ganado el Oscar, siendo su tema principal, la shoa: los falsificadores, ida, el hijo de saul, la vida es bella y por sobre todas, la lista de Schindler
Pero, para abordar este tema tan complejo como inmenso, ¿por dónde empezamos?
¿Que leemos, o que miramos, que preguntamos?
En realidad, tendríamos que definir primero que es lo que buscamos.
Inicialmente antes de saber como los judíos murieron, tendríamos que saber cómo vivieron y saber cuál era su forma de vida, pero eso sería tan solo el prólogo. Si nos tenemos que referir a los años de la guerra, nos surge nuevamente la pregunta: ¿Cuál es nuestro objetivo primario o final?
Para esto comenzaremos, con un pequeño cuento jasídico:
En la ciudad de Kovna, vivía un joven comerciante que se llamaba Itzjak Eljonon, era un judío creyente y practicante, lamentablemente sufría de una rara enfermedad del corazón y tuvo que dirigirse a Varsovia para operarse, en el medio de la cirugía su corazón se detuvo.
Se despertó en el cielo, allí visualizaba un portón con una fila que terminaba en un ángel. Ese Ángel decidía, nada más y nada menos, que el destino final de las personas. Derecha paraíso, izquierda infierno.
Cuando llego su turno, Itzjak se acercó temblando. Le preguntaron su nombre y al responder, el ángel, lo envió sin siquiera dudar hacia la izquierda. Itzjak Eljonon comenzó a protestar sin entender porque lo enviaban al infierno. Pensó para si mismo, esto no puede ser, yo fui un gran sabio, bueno… quizás hice alguna cosa mal pero tampoco fui tan pecador para que me manden allí.
Como buen comerciante intentó negociar y pidió hablar con el supervisor, cuando llego el arcángel, le ratifico que su destino era correctamente el infierno. Enfurecido pidió ver al “dueño” ósea al Todopoderoso, los ángeles se rieron y le dijeron: “recién has llegado y ya quieres ver a D’s”. Pero igualmente, el arcángel se apiado de el y lo hizo entrar directamente con, D’s.
Dios pidió que le traigan el “libro de la vida” de Itzjak Eljonon, libro en el cual cada día de la vida del ser humano tiene su pagina y pidió que lo abran en su primera pagina, el día de su nacimiento, el ángel mostro esta pagina a D’s;
Itzjak con muchos nervios y respeto le preguntó al ángel si el veredicto del infierno era correcto. Y el ángel asintió moviendo su cabeza, Itzjak Eljonon seguía sin entender, que es lo que podría estar escrito en su primer día de vida que lo condenara al infierno. Pidió ver esa hoja y allí estaba escrito que Itzjak Eljonon tenia que ser no solo el gran rabino de Kovna sino el gran rabino de la diáspora y el en cambio había sido solo un comerciante, no había cumplido su verdadero destino, había fallado.
Cabizbajo se dirigió hacia la puerta, pero antes de abandonar el salón, se dio vuelta y dirigiéndose con respeto al Todopoderoso le dijo: Señor, se que no he cumplido mi objetivo inicial, deme por favor una segunda chance, déjeme volver a la tierra y le prometo que cumpliré con él.
En ese segundo Itzjak Eljonon abrió los ojos y se encontró en el quirófano, todo lo que le pareció una eternidad, había durado solo unos segundos en el Mundo terrenal, se recuperó de la operación, volvió a Kovna, entro a estudiar y en poco tiempo se transformó en el rabino Itzjak Eljonon Spector de Kovna “La luz de la diáspora”.
¿Esta historia es real?
Esa pregunta es irrelevante, lo importante es lo que nos enseña la historia: ¿Cuál es el verdadero objetivo de cada uno, cual será este cuando nos aproximemos a la “Shoa”?
Yo no tengo la respuesta para ustedes, cada uno se lo debe preguntar a sí mismo y sumergirse en el océano profundo de este tema tan complejo y buscar su propia respuesta:
Nos despediremos esta vez con las palabras de Elie Wiesel sobre las víctimas de la Shoa
¿Quieren saber cuál fue el destino?
No. Ustedes tienen la obligación de saber. Dar la espalda a este capitulo de la historia significa el deseo de olvidar. Y todo aquel que olvida se convierte en cómplice del enemigo.
Todo está guardado en la memoria, sueño de la vida y de la historia
Comentarios de post