Las personas idealistas son aquellas que ponen sus principios y valores por encima de muchos otros aspectos de su vida, sin duda Bat Sheva es una de esas personas.
Oriunda de una familia tradicionalista, fue toda su vida a escuelas judías y afirma que su amor por el judaísmo e Israel era algo que le inculcaron desde pequeña en su hogar. Su historia es testigo de profundas vivencias judías, un camino de búsqueda personal, de reparación emocional, de heridas abiertas y una promesa de su padre.
Su madre es su gran tesoro y su ejemplo a seguir. Su padre Marcos Natalio Joselevich conocido empresario textil en Buenos Aires, falleció cuando ella era adolescente. Junto a sus 4 hermanas y a su madre, Bat Sheva perdió una figura central en su vida y decidió alejarse de los marcos comunitarios por el dolor que le generaba acercarse a un templo. La temprana y repentina partida de su padre era una herida abierta y un quiebre para toda la familia.
“Acercarme a un templo era algo imposible. Implicaba recordarlo y eso era algo muy doloroso para toda la familia. No podía ni siquiera escuchar una canción en hebreo” nos cuenta Bat Sheva con un poco de tristeza, pero con una sonrisa en la cara.
Para ella el alejamiento de la comunidad no implico un mayor esfuerzo porque vino acompañado del fin de la secundaria y el ingreso a la Universidad de Buenos Aires en donde estudio Ciencias ambientales recibiéndose como Técnica en medio ambiente.
Siempre recuerda que el proceso que hizo para llegar a donde hoy esta fue largo y la partida de su padre fue resignificada con el tiempo.
“Mi padre era muy importante para mí, él era Hijo de sobrevivientes de la Shoah y venia de una familia en donde muchos integrantes fueron asesinados por los nazis o sus colaboradores, sin duda que eso lo marco”.
“Vivió en Moisesvishe y siempre nos educó en la importancia de las tradiciones y los valores judíos”.
Producto de un legado inconsciente, de una chispa divina o de ambos factores, Bat Sheva sintió en determinado momento de su vida la necesidad de volver a sus raíces. De volver a la historia de su papa, a los olores y las fragancias de su infancia, pero desde otro lugar, ya más adulta.
“El templo de La Casa en Belgrano me devolvió la alegría. Es un lugar mágico lleno de calidez y mucha felicidad. Eso era lo que necesitaba para sanar mi relación casi automática de lo judío con la tristeza”.
Hizo teshuva (volvió a los orígenes del judaísmo) a sus 30 años. Empezó a Ir frecuentemente al templo de La Casa en Belgrano donde la Tora e Israel son dos pilares fundamentales.
Estudio un mes en el Majon (Centro de estudios judaicos) “Or Jaia” en Jerusalem donde se convenció definitivamente que Israel era su casa.
El mensaje del pasado que marco su futuro
Mi papa cada tanto nos escribía cartas. Hay una muy particular que la guardo siempre conmigo, es mi tesoro. La carta es muy linda en todo lo que me dice, pero terminaba con un mensaje que lo abrazo muy fuerte ahora que estoy en Israel porque decía lo siguiente:
“Ejercer pedaleando siempre para adelante, colabora con tus hermanas y madre. Ayudar al pueblo de Israel. Con gran cariño tu padre”
Acá estoy papa, llegue a Israel y voy a hacer todo lo que pueda por el pueblo de Israel.
Su trayectoria profesional y su deseo en Israel
Bat Sheva trabajo 8 años para el gobierno argentino haciendo asistencia ambiental en distintos proyectos. Su tarea era promover tecnologías sustentables a poblaciones vulnerables de Argentina. En todos los lugares donde trabajo siempre busco una vocación de servicio. “Trato de trabajar en lugares donde siento que colaboro con una misión mayor” nos cuenta con orgullo en su cara.
Su trabajo es su pasión por eso además de sus funciones laborales, formo su propia fundación llamada “Mascoteros del INTI” (INTI: Instituto Nacional de Tecnología Industrial) en donde curaban y acogían a todos los perros que aparecían en predio de su trabajo para luego darlos en adopción. “No puedo ver animales y gente sufriendo, me di cuenta que una de mis misiones es cuidar a los que están dañados”
Ese sueño es el que traje a Israel. Al hacer Alía no deje mis sueños en Argentina, sino que los traje para cumplirlos en mi nueva casa. Creo que todas las personas tenemos algo que nos mueve, que nos hace vibrar y eso es lo que tenemos que perseguir.
En el ámbito profesional, mi sueño es tener mi propia fundación con un fin ambiental y proteccionista animal. También deseo es formar mi propia familia acá en Israel y seguir contribuyendo desde mi lugar a Am Israel (el pueblo de Israel).
Vine acá con dos valijas y con mucha experiencia en fundaciones. Actualmente estoy estudiando hebreo en el Ulpan, algo que es sumamente prioritario. Es muy difícil integrarse en el país si no dominas bien el idioma, por eso mi prioridad es el hebreo.
“Seguí el deseo de mi corazón, no el de la lógica”
Bat Sheva, a diferencia de otros Olim, no emigro a Jerusalem, Tel Aviv o Haifa que son las ciudades más elegidas por los nuevos inmigrantes. Entre risas nos cuenta como llego a “la ciudad de las oportunidades” frase que utiliza para describir a Beer Sheva.
“Yo abrí carpeta con la Agencia Judía de Alía en enero 2021 y la entrevista la tuve en agosto. Generalmente desde la entrevista se demora 6 meses el proceso de presentación de toda la documentación correspondiente. Seis meses me pareció una eternidad, tenía decidido que quería vivir en Israel, no me importaba donde, yo quería irme”
Su convicción no son solo palabras. Nos cuenta que durante las últimas semanas viviendo en Argentina, cantaba el Hatikva (himno nacional de Israel) al levantarse y yendo al trabajo en el tren cerraba los ojos y se imaginaba en Israel. Por eso afirma que “mi Alía fue con mucha Emuna (fe)”.
Es entonces cuando desde la Agencia Judía, me dijeron que había un Ulpan que abría antes en Beer Sheva. Yo no sabía dónde quedaba esa ciudad, pero instintivamente dije que sí y después averigüé en Internet donde quedaba.
Ahora que vivo acá puedo decir que es una ciudad que está creciendo un montón. Es enorme y se están abriendo locales comerciales, gastronómicos por lo que hay mucha oferta laboral. A su vez, los precios de la vivienda son mucho más accesibles que en las ciudades del centro de Israel. Los invito a que vengan a Beer Sheva y lo vean ustedes mismos/as, afirma con una sonrisa enorme en su cara.
A los que están pensando en Israel como un lugar para vivir les aconsejo que tengan mucha emuna, mucha confianza, en Israel y en Dios. Que sepan que no importa el lugar donde vayan, van a ser bien recibidos. El trabajo y el desarrollo profesional se van a dar. Ahí es importante la Sablanut (paciencia). No todo llega al instante, hay que saber esperar”.
“Nunca tenemos que olvidar todo lo que nos costó como pueblo llegar acá. Por eso hay que ser agradecidos”.
Su historia es un recorrido de búsqueda personal que como muchos otros jóvenes encontró su puerto en Israel. Nieta de sobrevivientes de la Shoah e hija de un padre profundamente sionista, hoy encontró su lugar en Beer Sheva, Israel cumpliendo la promesa de su padre, pero también su deseo personal.
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